Ya nos hemos acostumbrado a que prácticamente todos los equipos que
utilizamos en nuestra vida cotidiana, desde los más sencillos como un
abrelatas hasta un sofisticado iPhone,
sean fabricados en China. El país asiático se ha convertido en un
paraíso para las multinacionales por la gigantesca disponibilidad de
mano de obra, las facilidades para la inversión extranjera y, sobre
todo, los bajos salarios.
Sin embargo, las potencialidades de la enorme nación de régimen comunista no se limitan a sus casi infinitos recursos humanos. Fruto de una cultura milenaria y la formación profesional de millones de jóvenes, China también sobresale por las ideas innovadoras de sus hijos. Una de estas muchachas de ojos rasgados ha diseñado un automóvil que podría cambiar radicalmente la manera de organizar el tráfico en las ciudades modernas.
La compañía alemana Volkswagen lanzó en 2011 una convocatoria bajo el título de Proyecto del Auto del Pueblo —un juego de palabras con el nombre de la empresa y la denominación oficial de China— para reunir ideas de los consumidores chinos sobre cómo debería ser el coche del futuro. La página del concurso recibió 33 millones de visitas y 119.000 ideas, de las cuales tres han sido premiadas en el reciente Beijing Motor Show.
El VW Hover ha despertado las mayores ilusiones por su parecido con esos vehículos fantásticos que nos han hecho soñar en filmes como La Guerra de las Galaxias. El aparato biplaza flotaría gracias a bandas electromagnéticas enterradas en la vía y se movería impulsado por un motor eléctrico. Como señala Stephen Edelstein en el sitio Digitaltrends.com, este diseño "amplía el concepto de automóvil y abre un nuevo rango de posibilidades y problemas a superar". Y luego se pregunta, "¿está el mundo listo para el día en que las ruedas serán obsoletas?".
Para VW no se trata de invertir en un fantástico, pero aún lejano, futurismo automotor. La empresa apunta al creciente mercado de clientes chinos, que al responder a la convocatoria han entregado a la compañía un valioso catálogo de expectativas de los conductores en ese país. "No solo estamos construyendo automóviles para los consumidores, sino también con los consumidores", afirma Luca de Meo, director de marketing de VW.
"Las tendencias van hacia el coche seguro que se deja manejar con facilidad por carreteras atestadas y que posee un diseño personal, emocional y espectacular", afirma Simon Loasby, director de diseño de VW en la nación asiática. Los otros dos proyectos ganadores respaldan esta afirmación.
El Music Car cambiaría de color de acuerdo con los gustos musicales de su conductor. Imaginen qué colores corresponderían a un fanático del rock más oscuro, una jovenzuela que se derrite por Justin Bieber o un nostálgico seguidor de Marc Anthony. El tercer premio, la Smart Key, concentraría en la llave del auto la información sobre el depósito de combustible, las condiciones climáticas y la seguridad del vehículo, todo al alcance del chofer mediante una pantalla táctil y un sistema conectado a la red 3G.
Y aunque el video del Hover clasifica por el momento como ciencia ficción —descrito en mandarín, pero comprensible por las imágenes-- ¿quién sabe cuán lejos estamos del día en que veremos volar una burbuja sobre nuestras cabezas?
Sin embargo, las potencialidades de la enorme nación de régimen comunista no se limitan a sus casi infinitos recursos humanos. Fruto de una cultura milenaria y la formación profesional de millones de jóvenes, China también sobresale por las ideas innovadoras de sus hijos. Una de estas muchachas de ojos rasgados ha diseñado un automóvil que podría cambiar radicalmente la manera de organizar el tráfico en las ciudades modernas.
La compañía alemana Volkswagen lanzó en 2011 una convocatoria bajo el título de Proyecto del Auto del Pueblo —un juego de palabras con el nombre de la empresa y la denominación oficial de China— para reunir ideas de los consumidores chinos sobre cómo debería ser el coche del futuro. La página del concurso recibió 33 millones de visitas y 119.000 ideas, de las cuales tres han sido premiadas en el reciente Beijing Motor Show.
El VW Hover ha despertado las mayores ilusiones por su parecido con esos vehículos fantásticos que nos han hecho soñar en filmes como La Guerra de las Galaxias. El aparato biplaza flotaría gracias a bandas electromagnéticas enterradas en la vía y se movería impulsado por un motor eléctrico. Como señala Stephen Edelstein en el sitio Digitaltrends.com, este diseño "amplía el concepto de automóvil y abre un nuevo rango de posibilidades y problemas a superar". Y luego se pregunta, "¿está el mundo listo para el día en que las ruedas serán obsoletas?".
Para VW no se trata de invertir en un fantástico, pero aún lejano, futurismo automotor. La empresa apunta al creciente mercado de clientes chinos, que al responder a la convocatoria han entregado a la compañía un valioso catálogo de expectativas de los conductores en ese país. "No solo estamos construyendo automóviles para los consumidores, sino también con los consumidores", afirma Luca de Meo, director de marketing de VW.
"Las tendencias van hacia el coche seguro que se deja manejar con facilidad por carreteras atestadas y que posee un diseño personal, emocional y espectacular", afirma Simon Loasby, director de diseño de VW en la nación asiática. Los otros dos proyectos ganadores respaldan esta afirmación.
El Music Car cambiaría de color de acuerdo con los gustos musicales de su conductor. Imaginen qué colores corresponderían a un fanático del rock más oscuro, una jovenzuela que se derrite por Justin Bieber o un nostálgico seguidor de Marc Anthony. El tercer premio, la Smart Key, concentraría en la llave del auto la información sobre el depósito de combustible, las condiciones climáticas y la seguridad del vehículo, todo al alcance del chofer mediante una pantalla táctil y un sistema conectado a la red 3G.
Y aunque el video del Hover clasifica por el momento como ciencia ficción —descrito en mandarín, pero comprensible por las imágenes-- ¿quién sabe cuán lejos estamos del día en que veremos volar una burbuja sobre nuestras cabezas?